Cada vez que nace un niño, celebra su primera comunión o un simple cumpleaños y sobre todo cuando llega la época navideña, nos preguntamos qué podemos regalar a nuestros pequeños y mayores, o qué le pedimos a los Reyes Magos o a Papá Noel. Y para la mayoría de los adultos no es una tarea fácil, porque casi siempre, y dentro de las posibilidades económicas que cada familia tiene, la respuesta suele ser: “pero si tiene de todo”. Pues, en mi opinión, la respuesta es que la mayoría no tiene al menos una cosa imprescindible.

Me explico. Buena parte de los que peinamos canas, vivimos una niñez un tanto ajustada, por lo cual no teníamos de todo, como por desgracia todavía le ocurre a una parte de nuestra sociedad. Más bien sufrimos la escasez y la penuria de la larguísima postguerra, y por eso fuimos educados bajo la consigna del ahorro. La frase de “no te lo gastes todo” la llevamos grabada a fuego en el cerebro desde que recibimos nuestra primera paga.

Y al menos en mi caso, el “eslogan” familiar tuvo su efecto. Mi primer coche -de tercera mano-, mi primera y modestísima casa y, por supuesto, mi primera inversión “value” fueron fruto de un ahorro con muchísimo esfuerzo.

Pero, pasado el tiempo, he visto que aquel sacrificio ha merecido realmente la pena. Porque 25 años después, y gracias a esa inversión a largo plazo, dispongo de un coche, una casa y unos ahorros infinitamente superiores, que me permiten vivir mucho mejor que si me hubiera ido puliendo todo el dinero que ganaba en esos años.

Éste es el motivo por el que he tratado de inculcar siempre a mis hijas el concepto del ahorro. Y para iniciarlas en esa labor, cuando ambas cumplieron los once años, les pedimos a los Reyes Magos que su principal regalo fuera una cuenta en un fondo de inversión “value”.

Un regalo muy friki, cierto, como me dijo la mayor. Pero ahora es muy consciente de que fue un auténtico regalazo, aunque entonces no lo entendiera. Y la pequeña ya empieza a ser consciente de que ahorrar es algo importante para cualquier momento de su vida.

Pero este tipo de regalos no tiene por qué ser sólo para niños. ¿Quién no ha pedido dinero como regalo de bodas porque ya tiene puesta la casa? ¿O quién no hace una gran celebración a los 40 años como si no hubiera cumplido nunca otra edad? ¿Por qué no regalarles alguna participación en un fondo de inversión “value” o una pequeña contribución para su plan de pensiones, y si no lo tiene, incitarle a que lo ponga en marcha con nuestro regalo monetario?

La nueva normativa que se va a poner en marcha permitirá recuperar el dinero de los planes de pensiones a partir del año 2025 si nos hiciera falta para cualquier cosa. Ya no va a ser obligatorio mantenerlo hasta la jubilación salvo en los supuestos que hasta ahora contemplaba la ley.

Esta Navidad, no hagáis un presente, regalar futuro

Hace sólo unos días, se me ponían los pelos de punta cuando leía en los periódicos que este mes la Seguridad Social tendrá que echar mano otra vez del Fondo de Reservas y del crédito del Tesoro para pagar los 18.700 millones que tienen que cobrar los jubilados en diciembre.

¿Cuándo nos vamos a convencer de que nuestro sistema piramidal de pensiones es insostenible y que antes o después vamos a necesitar disponer de ahorros particulares para poder sobrevivir durante nuestra jubilación? Sobre todo, porque aquellos que ya están cobrando la pensión y los que puedan tener la suerte de cobrarla en un futuro, ven, o verán, que con el paso de los años van perdiendo poder adquisitivo, porque su pensión crece menos que el IPC.

Eso convierte en incuestionable que hay que aprender a ahorrar desde pequeños. Es la gran asignatura que tenemos pendiente en nuestra educación escolar. Los partidos políticos deberían concienciarse de este déficit en nuestra formación. No basta con predicar públicamente, hay que hacer leyes que obliguen a los colegios a enseñar a defendernos financieramente en la vida. De ese modo se evitará que vuelva a haber compradores de preferentes en masa o engaños del tipo Afinsa, por poner algún ejemplo.

Por todo esto, me gustaría animar a aquellos que ya están concienciados con el ahorro para que en estas fechas hagan un regalo diferente: Esta Navidad, no hagáis un presente, regalar futuro mediante una participación en un fondo “value” o un plan de pensiones para vuestros hijos, esposos, hermanos, amigos… El tiempo os dará la razón.

¿Te ha resultado útil?

  • |