Todos sabemos que la diversificación nos permite evitar riesgos innecesarios a la hora de invertir. Si compramos acciones de todos los sectores y de distintos países, tendremos una buena diversificación.

Pero aquí surge una pregunta clave: ¿debemos invertir en la mayor cantidad posible de países? ¿Es más seguro invertir solamente en países desarrollados y economías sólidas? ¿O merece la pena invertir también en países emergentes? En este vídeo te contamos las ventajas e inconvenientes de invertir en economías emergentes, y vemos si merece la pena hacerlo o no.

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Los países desarrollados son los que tienen economías avanzadas y cumplen con la mayoría de criterios establecidos por instituciones como el Fondo Monetario Internacional

Algunas de estas características son una renta per cápita elevada, un alto grado de industrialización, buenas infraestructuras como carreteras y sistemas de telecomunicaciones, estabilidad política, un buen sistema jurídico con derechos de propiedad privada garantizados, y un buen nivel de liquidez en los mercados financieros [mostrar características a modo de listado sobre el vídeo, solo lo que marco en negrita].

Algunos de los principales países desarrollados son Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia, Japón y Australia

En los países desarrollados el entorno político y económico es estable. Es raro que se den situaciones de inestabilidad que puedan suponer un riesgo para los inversores.

Son países con una regulación madura, clara y estable. Las empresas que cotizan en bolsa están obligadas a publicar resultados trimestrales y realizar auditorías externas. Todo esto es una buena garantía para cualquier inversor, además de proporcionar información muy útil para analizar estas empresas y decidir si son o no una buena inversión.

Los mercados financieros de estos países suelen tener una gran liquidez. Esto permite comprar y vender acciones y otros activos de forma fácil, barata y rápida.

Los países desarrollados suelen tener una política monetaria bastante predecible y estable. Esto hace que apenas haya riesgo por cambio de divisa para los inversores extranjeros.

El principal inconveniente de invertir en países desarrollados es que sus economías tienen un potencial de crecimiento muy moderado, que suele rondar el 2 o el 3% anual, o incluso menos. Esto hace que el crecimiento de las empresas del país en su conjunto sea limitado.

En los países desarrollados hay mucho volumen de inversión, en parte por la presencia de los grandes inversores institucionales. En consecuencia, muchas empresas cotizan a precios elevados con respecto a sus beneficios anuales. Por lo tanto, su potencial rentabilidad futura es más limitada.

Los países emergentes son los que tienen una economía que está en proceso de desarrollo, pero que todavía no alcanzan los estándares de los países desarrollados.

Suelen tener un crecimiento económico fuerte, normalmente impulsado por la industrialización y el aumento de la productividad. Su infraestructura se está expandiendo, y tienen un sistema regulatorio confiable. Sus mercados financieros no están tan maduros como los de los países desarrollados, pero hay buena liquidez y buena accesibilidad para los inversores extranjeros. En la mayoría de los casos su moneda es débil frente al dólar.

Algunos de los principales países emergentes son China, India, Brasil, México, Sudáfrica, Indonesia, Vietnam o Turquía

Los países emergentes tienen un crecimiento económico mayor que los desarrollados. Muchos de ellos crecen a un ritmo superior al 5% anual. Es decir, las empresas del país tienen un mayor potencial de beneficios futuros.

Los países emergentes tienen la demografía a su favor. La población es joven y la tasa de natalidad es, en general, más elevada que en los países desarrollados. Esto es una garantía de crecimiento futuro del consumo interno, que empuja el crecimiento económico.

Los mercados emergentes cuentan con muchas empresas desconocidas que son grandes oportunidades de inversión. Además, los inversores institucionales no están tan presentes, y por eso los precios de las empresas en bolsa son más reducidos y el potencial de rentabilidad es mayor.

La situación política en los países emergentes suele ser incierta, con instituciones menos maduras y transparentes. Pueden darse decisiones políticas que afecten con gravedad a la economía o a empresas concretas, como nacionalizaciones o modificaciones importantes de impuestos y leyes.

Las divisas de la mayoría de países emergentes son menos fuertes y más volátiles. Esto añade un riesgo de cambio de divisa para los inversores que puede perjudicar su rentabilidad.

El marco legal de muchos países emergentes no protege lo suficiente los derechos de los inversores extranjeros. Esto supone una incertidumbre importante para ellos.

Además, la regulación de los mercados financieros no es muy estricta. No se exige a las empresas tanta transparencia como en los países desarrollados. En consecuencia, los inversores no tienen tanta información para valorar empresas, y la poca información disponible no es 100% fiable.

Los países emergentes viven tasas de crecimiento económico mayores, y sus riesgos son también mayores. Por lo tanto, los inversores esperan una rentabilidad mayor que al invertir en países desarrollados.

Sin embargo, durante las últimas décadas esto no ha sido así. Vamos a verlo comparando la rentabilidad de 2 índices bursátiles.

El índice MSCI Emerging Markets incluye más de 1.400 empresas de 24 países emergentes entre los que destacan China, India, Corea del Sur, Brasil o México. Desde su nacimiento en 1988 ha tenido una rentabilidad media anual inferior al 10%, y desde la crisis financiera de 2008 el índice está bastante estancado.

El índice MSCI World incluye unas 1.500 empresas de países desarrollados, incluyendo Estados Unidos, Canadá, los principales países de Europa, Japón y Australia. Su rentabilidad media anual en los últimos 35 años supera el 10%, y su tendencia es claramente creciente.

Al contrario de lo que podíamos intuir, son los países desarrollados los que han ofrecido una mayor rentabilidad durante las últimas décadas. Con la ventaja adicional de ser economías más fiables, seguras y estables.

Los datos que acabamos de ver nos indican que invertir en general en países emergentes no es una gran idea. Pero no debemos limitarnos a los índices, hay que ver más allá.

La clave con los mercados emergentes no es invertir en un índice general como el MSCI Emerging Markets. La verdadera clave es encontrar algunas de las muchas y muy buenas oportunidades que esconden estos países. Lo complicado, claro, es identificar esas empresas que tienen negocios sólidos detrás y que pueden tener una rentabilidad potencial muy elevada en el futuro.

En Cobas hacemos precisamente ese trabajo. Nuestros fondos, como el Cobas Selección o el Cobas Internacional incluyen un porcentaje de inversión en países emergentes, que nunca supera el 40% de la inversión total del fondo. Buscamos esas empresas que son grandes oportunidades e invertimos en ellas para aprovechar su rentabilidad, sin exponernos demasiado a los mercados emergentes que han demostrado en general un rendimiento peor que los desarrollados.

Si quieres invertir con nosotros, puedes ver nuestros fondos de inversión en cobasam.com .También ofrecemos planes de pensiones individuales, de empleo y para autónomos, basados en nuestro fondo Cobas Selección. Puedes ver los detalles en cobaspensiones.com Tienes los enlaces en la descripción del vídeo.

Gracias por ver hasta el final y nos vemos en un próximo vídeo, aquí, en el canal de Cobas.

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