Cuando empezamos a generar nuestros primeros ahorros y nos adentramos en el mundo de las inversiones, lo primero que se nos pasa por la cabeza es cómo sacar el máximo provecho a las mismas, y siempre que se pueda, sin asumir demasiado “riesgo”.
La palabra riesgo no es santo de mi devoción, y no me gusta usarla por lo general en conversaciones relacionadas con inversiones. Considero que el “riesgo” aparece cuando uno no sabe lo que está haciendo, y de pronto nos invade el miedo, temiendo una pérdida permanente de capital.
En Cobas AM, al igual que en muchas otras entidades, consideramos fundamental distinguir entre volatilidad y riesgo. A menudo, los movimientos bruscos del mercado son percibidos como una amenaza o como un sinónimo directo de pérdida potencial, pero nosotros creemos firmemente que esa interpretación es incompleta e incluso errónea.
La volatilidad, lejos de ser un enemigo, representa para nosotros una fuente constante de oportunidades. En los momentos de mayor incertidumbre o nerviosismo en los mercados, cuando los precios de los activos fluctúan de forma significativa, es precisamente cuando se producen las mayores ineficiencias. Es decir, situaciones en las que el precio de una compañía se desvía de forma considerable de su valor intrínseco, no por cambios fundamentales en su negocio, sino por factores emocionales o coyunturales.
Estas distorsiones temporales son las que tratamos de identificar y aprovechar para mejorar la composición de nuestras carteras. En este sentido, la volatilidad nos permite rotar posiciones de manera estratégica, buscando siempre incrementar el valor a largo plazo. Esta rotación puede implicar la entrada en nuevas compañías que, por sus caídas puntuales, han pasado a cotizar con un margen de seguridad especialmente atractivo; o bien puede tratarse de reajustar los pesos dentro de la cartera existente, aumentando exposición en aquellas empresas que han corregido sin motivo justificado y reduciendo en otras que han alcanzado valoraciones más ajustadas.
Esta filosofía de inversión que llevamos aplicando desde hace más de 30 años, basada en el análisis fundamental y con una visión de largo plazo, nos lleva a ver los periodos de volatilidad no como una amenaza a evitar, sino como un entorno donde se presentan las mejores oportunidades para generar valor para nuestros partícipes. Por eso, más que temer la volatilidad, la abrazamos como una aliada clave en nuestro proceso de toma de decisiones.
Hemos visto cómo un equipo de gestión puede aprovechar la volatilidad del mercado; ahora veremos cómo nosotros, como ahorradores, también podemos beneficiarnos de ella.
Para ello nos vamos a centrar en el título de este blog: los traspasos
Tanto los traspasos entre fondos de inversión como entre planes de pensiones son una herramienta muy poderosa para cualquier inversor. Permiten ajustar tu estrategia sin pagar impuestos innecesarios a corto plazo. Sin embargo, su desconocimiento hace que muchos pierdan oportunidades o, peor aún, cometan errores que les cuestan dinero.
Invertir con conocimiento es invertir con seguridad. Y entender cómo funcionan los traspasos es un paso fundamental para sacar el máximo partido a tus fondos de inversión.
Para quienes desconocen este mecanismo, un traspaso consiste en mover tu inversión de un fondo a otro sin necesidad de vender y volver a comprar, y sin que ello implique una tributación inmediata por las plusvalías generadas.
El diferimiento fiscal no es la única ventaja que tienen los traspasos. También ofrecen gran flexibilidad para adaptar tu cartera a tus objetivos sin castigos fiscales, así como una mayor optimización de la rentabilidad, ya que puedes mover tu inversión hacia fondos más adecuados según el contexto de mercado o tu perfil de riesgo.
El hecho de que los traspasos entre fondos de inversión y planes de pensiones no tengan impacto fiscal es una de las pocas ventajas fiscales reales que tenemos quienes residimos en España. Aprovechémosla al máximo!!
Por desgracia, no son muchas las oportunidades fiscales que nos ofrece este país, pero ésta en particular puede marcar una gran diferencia en el éxito a largo plazo de nuestras inversiones.
A pesar de que en Cobas lo tenemos muy claro —ya que consideramos que los movimientos en el corto plazo suelen ser especulativos y fruto de intentar adivinar tendencias del mercado— también reconocemos que los traspasos bien utilizados, dentro de una estrategia coherente y disciplinada, pueden ser una herramienta clave para mantener la rentabilidad de tus inversiones a largo plazo.
Otro factor clave a tener en cuenta es la posibilidad de aprovechar al máximo el poder del interés compuesto, al que Albert Einstein se refería como “la fuerza más poderosa del universo”. Esta afirmación, aunque pueda parecer exagerada a simple vista, refleja la capacidad exponencial del capital para crecer con el tiempo cuando se reinvierte de forma constante y sin interrupciones.
Mediante el uso de traspasos se evita la descapitalización, es decir, no es necesario liquidar activos para cambiar de estrategia o de vehículo de inversión. Esto significa que el capital principal permanece intacto y sigue generando rendimientos sobre rendimientos, potenciando así el crecimiento del patrimonio a largo plazo.
En Cobas AM creemos firmemente que la mejor forma de obtener buenas rentabilidades no es tratar de predecir lo que va a hacer el mercado, porque —hasta el momento— no contamos con esa “bola de cristal” que nos diga qué va a pasar en el futuro.
Por eso, utilizamos herramientas como los traspasos no como medio para especular, sino como instrumento para reajustar cuando es necesario y seguir fieles a una filosofía que ha demostrado su eficacia en el tiempo.
A nosotros como ahorradores, ¿qué es lo que nos echa para atrás cuando pensamos en invertir en fondos o planes de pensiones?
- Pérdida de dinero: Nadie quiere ver cómo su capital disminuye.
- Falta de conocimiento: Lo desconocido siempre genera ansiedad. Muchos temen invertir porque no entienden cómo funciona el mercado.
- Volatilidad del mercado: Los movimientos bruscos en los precios generan inseguridad.
- Experiencias pasadas: Historias de personas que “lo perdieron todo” afectan nuestra percepción y aumentan el miedo.
La clave para manejar este temor al invertir es tener una buena base de educación financiera. Controlar nuestros sesgos emocionales nos ayudará a evitar cometer errores y realizar movimientos a corto plazo que pueden resultar contraproducentes, como el de intentar adivinar tendencias del mercado.
La bolsa tiene altibajos; el mercado es ineficiente en el corto plazo. Por eso, quienes invierten con visión de largo plazo suelen obtener mejores resultados y manejar mejor las situaciones adversas.
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